Y como un cordero ante el que lo trasquila, enmudeció y no abrió su boca.
Hechos de los Apóstoles, 8:32
I
Sentado a la puerta
mira el viento mover las hojas,
mira la
fila de hormigas en el suelo,
las risas de los niños en el parque,
mira sin decir nada,
sin
moverse,
como no mira lo vivo.
II
Espera
a que llegue la noche
o la sombra roja,
mansamente
espera,
se sume en la inconsciencia,
aprende a estar muerto.
III
“Es el momento”, dijo
y se acercó
al blanquísimo cuerpo que esperaba.
Rozó su cuello con un dedo
y toda luz
fue absorbida por su manto.