Algo de la sombra se desprende
más luminoso, si cabe, que la herida,
algo que es lo que ya ha sido,
que late abierto y no supura
algo que se entrega
como un sol de amanecida
y deja ver más claro
el acecho constante de los filos
(descanso de los sueños)
y vuela, con vuelo propio,
por encima de las cosas,
abarcando
el tiempo y el espacio con sus alas.